martes, 7 de julio de 2009

Linda Lovelace: profundo amor y odio


Linda Susan Boreman seguramente nunca soñó en convertirse en la estrella porno más singular y encantadora de la industria; tampoco en que llegaría a ser un personaje de la cultura norteamericana; ni en cuánto le iba a costar todo ello. Originaria de Yonkers, New York, Linda nació el 10 de junio de 1949 en el seno de una familia donde el abuso era la divisa. Su padre era un alcohólico empedernido. Su madre solía distraerse de la aburrida vida doméstica golpeando salvajemente a Linda. Cuando tenía 21 años, mientras tomaba el sol en Miami, conoció al que sería el hombre de su vida, sea lo que sea que esto signifique. Chuck Traynor era el dueño de un bar cuando conoció a su futura mina de oro; cuando perdió el negocio, no dudó en poner a trabajar a su hembra, no importa lo que esto signifique. Así, recurrió al oficio más antiguo (no hablo de la política), pero con la fortuna de no tener que ejercerlo. El primer servicio que la reina del porno ofreció (drogada por su gentil marido) fue a un cuarteto de tipos que pagaron 40 dólares cada uno a su, desde entonces, manager y padrote, que tuvo que devolver a uno la mitad de su dinero por culpa del hartazgo o el cansancio de Linda.
La historia oficial dice que fue el mismo Chuck quien forjó la garganta profunda de Linda. Para los curiosos se dirá que el “arte” consiste en “relajar” los músculos de la garganta lo suficiente como para permitir el paso de apéndices suficientemente largos y gruesos como para espantar a cualquiera. Esta técnica de faquir la aprendió el mencionado padrote sepa usted dónde y si en carne propia. Con la felación profunda bajo el brazo, emprendieron una gira que los llevaría al centro (o al fondo) de la mafia, donde Gerard Damiano resultó tan gratamente sorprendido que decidió rodar una cinta basada en la maravillosa habilidad de Linda.
Nuestra heroína diría años después: “Cuando ven Deep Throat, me están viendo ser violada. Es un crimen que esa cinta se siga mostrando; todo el tiempo hubo una pistola apuntando a mi cráneo.” Dicen los enterados que si bien efectivamente Chuck ejercía una presión nada amable sobre la proveedora de sus sagrados alimentos, que incluía golpizas brutales que le dejaban moretones que los maquillistas a duras penas podían disimular, Linda no fue la víctima non plus ultra que después ella misma vendería a las feministas antiporno y al siempre atento morbo estadunidense. De hecho, la maestra de la felatio escribió ella misma el “guión” de Deep Throat, que inició rodaje en enero de 1972. No sería su debut: en 1969 Chuck tuvo la brillante idea de filmar un video donde Linda interactuaba, incluyendo coito, con un can. La cinta se llamó Dogarama o Dog Fucker. Linda se referiría a ese film como el punto más degradante en la historia de humillación de la que fue protagonista durante el tiempo que vivió con Chuck, que cobraba por ella. Por protagonizar Deep Throat Linda “recibió” 1,200 dólares y sus productores 600 millones, habiendo invertido solamente $22,500 en la producción, todo de y para la mafia, que distribuyó la cinta en las salas de cine, a cuyos dueños les cobraban 50% de las ganancias. Siempre a mano en estos ámbitos, Frank Sinatra consiguió una copia de la cinta y se encargó de promocionar la cinta en las altas esferas gabachas. Jack Nicholson dijo que a él le había parecido “disgustante”.
Se calcula que 10 millones de estadunidenses han visto la cinta. Con todo, lo más importante para Linda no fue la fama, sino un cierto sentido de autonomía que ésta le devolvió. Ella misma dijo: “Linda Boreman y Linda Traynor nunca pudieron liberarse de Chuck. Hizo falta Linda Lovelace para huir.” Cundo al fin lo hizo, decidió no volver a filmar cortos porno, ni a posar desnuda. Aún así, explotó su fama de estrella porno por un tiempo, pero, no habiendo sexo, sin éxito. Linda Lovelace for president fue una película tan mala que desapareció inmediatamente. Cuando Ordeal apareció, en 1980, nadie en el porno dudó que Linda, ahogada por las deudas y sin posibilidad de explotar más su garganta profunda, decidiera renegar de todo ello para reconquistar la fama y el dinero que un día tuvo, si no en las manos, sí muy cerca. Es más, bautizaron en su honor esta transformación a la que se uniría tiempo después Traci Lords como “el síndrome de Linda”. Sin embargo, los sectores conservadores y las feministas antiporno apoyaron el libro y a Linda, que para entonces se había casado, criaba hijos y había subido varios kilos. No obstante, unos años después, en 2001, apareció en una revista en lencería, dándole la razón a sus detractores cuando afirmaron que todo lo que quería era fama… a toda costa. Finalmente, el 22 de abril de 2002 falleció, en un accidente automovilístico, el mayor icono porno femenil y una de sus combatientes más feroces, como la misma cultura que le dio vida: obsesionada hasta el fundamentalismo con la pureza y su pérdida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

conocia esta historia descanse en paz linda lovelace

como dato los padres de thora birch la actriz de belleza americana , actuaron en garganta profunda